domingo, 24 de abril de 2011

Hábitos de alimentación en el espectro autista.

Los síntomas de alimentación, los hábitos alimentarios, 

y el crecimiento en niños pequeños con 

trastornos del espectro autista

El 19 de Julio de 2010 se publicó en la revista en línea Pediatrics una investigación realizada en el Departamento de Medicina Comunitaria de la base de la Universidad de Bristol, Reino Unido, cuyo principal objetivo se basaba en investigar la alimentación y el crecimiento de los niños que presentan trastornos de espectro autista o TEA por sus siglas.
A través de una serie de cuestionarios que los padres fueron llenando en diferentes oportunidades durante el crecimiento de sus hijos, se evaluó la dieta, su contenido, la frecuencia de consumo de los alimentos y los hábitos alimentarios. Para el estudio se evaluaron 13,000 niños nacidos entre 1991 y 1992. De los cuales 79 tuvieron diagnostico posterior de TEA, las edades de los infantes variaban desde los 28 a los 45 meses al momento de diagnosticarse el TEA. Lo cual toma especial importancia porque los estudios anteriormente realizados a la población con TEA no contaban con un grupo de control tan significativo como en este caso.

Los padres de los niños diagnosticados con TEA describieron una aceptación tardía de los sólidos (más allá de los 6 meses) y cuando se alimentaban, tardaban más tiempo que el común de su edad. Los registros de lactancia materna de los niños con TEA no eran diferentes a los de los sujetos control.
Entre los 15-54 meses los consideraban niños "difíciles de alimentar", "muy exigentes", tenían una dieta menos variada que sus pares del grupo control, esta diferencia era cada vez mayor conforme aumenta la edad.
A la edad de 54 meses, el 8% estaban tomando una dieta especial para "alergia" contra sólo el 2% del otro grupo. Y aunque los niños con TEA consumían menos verduras, ensalada y fruta fresca, también consumían menos dulces y bebidas gaseosas. En el mes 38 las tomas de energía, grasa total, hidratos de carbono y proteínas fue similar entre ambos grupos, pero el grupo con TEA consumía menos vitamina C y D. No hubo diferencias en el peso, talla o el Indice de Masa Corporal a los 18 meses y 7 años o de la hemoglobina en los exámenes de sangre que les practicaban al cumplir 7 años.
"Al comparar las dietas de estos niños con dietas de los niños sin esta patología, se han puesto de manifiesto que, si bien hay diferencias en la variedad de alimentos a esos niños comer, hay pocos indicios de que están llegando a ningún daño en consecuencia, "señaló el profesor Jean Golding, PhD emérito de pediatría y perinatales en la epidemiología de la Universidad de Bristol.
"Las personas con TEA suelen ser resistentes al cambio,  tienen problemas con la selectividad de alimentos y problemas de alimentación en general, tienen una estrecha gama de intereses, que puede extenderse a los alimentos que les gusta", escriben los autores del estudio.
Por último, "fue la limitación en el número de alimentos aceptados más evidente en los niños con autismo clásico, pero hubo diferencias entre los diferentes tipos de TEA en cuanto a los síntomas, la dieta o el crecimiento", escriben los autores del estudio.
El Dr. Williams (PhD, director de la Alimentación en el Programa de la Penn State Hershey Medical Center y profesor asociado de Pediatría de la Universidad de Penn de Estado Medicina) agregó que los resultados tendrán que ser replicados a mayor escala debido a que el tamaño del estudio es una muestra relativamente pequeña de los niños con TEA.
Señaló que el hallazgo de estos síntomas en una edad tan joven lo sorprendió. "El hecho de que [el] los investigadores estaban viendo estos problemas de alimentación en los bebés era interesante y no se ha encontrado antes".

"Una de las cosas que los pediatras suelen decirles a los padres cuando tienen hijos, que son selectivos es: que es solo una fase que más adelante lo superará. Y eso no es probablemente cierto para algunos niños y, desde luego, no es cierto para los niños con  TEA" mencionó el Dr. Williams. "Así que creo que debería hacer reflexionar a algunos de los proveedores de atención primaria, que al ver a estos niños comer puede ser un signo de algo más que  que la rabieta del típico niño caprichoso”   ....


Este estudio fue financiado por el Medical Research Council. Los autores del estudio y el Dr. Williams han revelado ninguna relación financiera relevante.

Pediatrics. Publicado en Internet el 19 de julio 2010.



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